Vuelta 49 (Marcela Muñoz Molina, Chile)
Vuelta 49. Algo así como las 5 de la tarde de
un día cualquiera, como la última semana de febrero en verano. Es la primera
vez que paso esta fecha en un planeta tan lejano. Cada día después de patrullar
el área y confirmar que todo, o casi todo, funciona con la precisión de un gran
reloj, intento establecer algún contacto con quienes hablan mi idioma. Eso le
da descanso a mi cabeza. Y digo que casi todo
funciona con precisión, porque ayer por primera vez experimentamos el retraso
de una nave, diez minutos de retraso que significaron diez minutos esperando un
espacio disponible en la plataforma de aterrizaje. Mi companero dice que ese
tipo de naves fueron hechas en un lugar no muy confiable y que fue un error
comprarlas. Aún no tengo claro si los humanos del planeta de donde provengo,
pueden realmente acostumbrarse a esta atmósfera y a las sorpresivas tormentas
de viento y pájaros que se desatan al menos dos veces por semana. Estoy aquí
sólo de paso y he visto que algunos de ellos, los que llevan mas tiempo , son
más de aquí que de allá. Es el precio de la supervivencia. Refugiados de
diversos lugares comparten esta estación, algunos nunca más vuelven a ver a sus
familias, entonces es comprensible que intenten ser parte de un sistema
inteligentemente diseñado para la conservación de la vida. No siempre cuando
intento establecer contacto funciona, estoy a nueve mil trescientos años luz de
mi lugar de origen y a cuatro mil de mi futuro hogar, entonces los mensajes que
envío llegan con cierto retraso y las respuestas que recibo, también, sin
contar que aquí la noche dura sólo ciento ochenta minutos. El resto, son horas
lentas donde lo más caracteristico es el silencio. Un silencio que te recuerda
que estás suspendido en medio de la nada, esperando nada, salvo cotidianos
movimientos internos que permiten el funcionamiento de todo y de todos. También
es importante cortar el pasto, cuidar los árboles, alimentar a los pájaros y
utilizar toda la energía eólica y solar posible para el mantenimiento del
sistema Millones de años atrás este planeta estuvo cubierto de hielo y una
humedad que parece infinita permite la producción y reproduccion de casi todo
tipo de alimentos y le da su color característico, verde. Ayer, despues de tres
días fuera, cuando volvimos encontramos una pequena planta creciendo dentro del
conducto extractor de agua. Comienza la vuelta 49 y al mediodía debemos tomar
una nave para ir al centro de la estación a un checkeo médico. Existe aquí una
mujer que prepara comida típica de mi planeta, algo que le viene bien a los
nostálgicos de ese lejano lugar del universo, pero yo huyo de la nostálgia más
que de cualquier otra cosa. Entonces, esta tarde sólo me sentaré a tomar una
taza de té con una tarta de flores y aprovecharé el tiempo alimentando a los
pájaros para que puedan resistir la próxima tormenta.
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