Entradas

Mostrando entradas de abril, 2012

Seis consejos a jóvenes escritores. Hugo Vera Miranda (Chile)

Imagen
S i tienes el irremediable impulso por la escritura. Si sientes que en eso se te va la vida. Si todo el puto día recomienzas con el Word en blanco y te apellidas Hemingway, Carver o Auster. Abandona. Te puedes dedicar al surf, al bowling o a vivir de los derechos de autor de tu padre. El surf es importante. El bowling es importante. Los derechos de autor de tu padre son muy importantes. Si tienes una tía llamada Samanta y no consigues hilvanar un verso de nada. Si la tía está como para darle y hacerla pedazos. Si se te presenta cimbreante, cautivante y decadente, te la follas y te dejas de tonterías con tus poemas cimbreantes, cautivantes y decadentes. Ten presente que siempre es más importante un coño que tus poemas. Si has abandonado todo por la Literatura. El quinto año de Derecho. La casa de tus padres. La beca Fulbright por tu potencial de liderazgo. El amor de la chica más linda del lugar, entonces eres un soberano pelotudo y nunca llegarás a nada con la literatur

El don de la velocidad (Marcela Muñoz Molina, Chile)

Imagen
Yo te amaba desde que éramos niños. Había jugado contigo saltando los viejos maderos del muelle de ese lugar donde no existía el mar. Y jugábamos a hacer carreras con el tren que una vez al día cruzaba nuestra infancia. Algunas veces le ganamos. Bueno, tú le ganabas en realidad, yo siempre llegaba segunda. En esos tiempos, pensaba que la velocidad la tenías en la cabeza y no en las piernas. Que un rayo te golpeó en una tormenta y te había regalado el don. El don de la velocidad. Otras veces, me mirabas fijo. Yo decía sólo una o dos palabras que eran como llaves y tus ojos se volvían de agua. Los limpiabas antes que se desbordaran. Yo arreglaba el cabello que caía sobre tu frente para evitar que cayeras tú también. Eso hacen los buenos amigos. Evitan las caídas y te levantan cuando caes. Le quitan gravedad al asunto, aunque el asunto sea la muerte. Te distraen para que la inocencia no te abandone. Te hacen mirar por la ventana por donde sale el sol. Y te dicen la verdad, cuando la ve

Por la mujer que a esta hora ( Marcela Muñoz Molina, Chile)

Imagen
Por la mujer que a esta hora en Somalia entierra a su hijo en un oscuro agujero en la tierra. Por la que no deja de revolver las piedras en la olla para que su hija se duerma y se olvide del hambre. Por la pequeña que está casándose con un hombre cincuenta años mayor que ella, justo a esta hora. La que está siendo cambiada por su padre por dos camellos. Por la que está recogiendo a su hijo en la mitad de calle, con el pecho lleno de balas, sin importarle si morirá ella también en ese intento. Por la que ha sido devuelta a su familia, con el rostro cortado porque no le gustó del todo al marido. Por la viuda que cría tres cabras para vender leche y comprar el cuaderno  que su hija necesita para ir a la escuela. Por la que  está siendo abusada por un marido borracho, después de ser insultada y golpeada. Por la niña secuestrada en un aeropuerto, para ser drogada y vendida como prostituta. Por aquella  que acaba de enterarse que su hijo de seis años tiene cáncer. Por todos esos dolores que