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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Paul Eluard (Saint-Denis, Francia 1895)

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  LA CURVA DE TUS OJOS  La curva de tus ojos da la vuelta a mi corazón Un redondel de baile y de dulzura, aureola del tiempo, cuna segura y nocturna, y si ya no sé todo lo que he vivido es que tus ojos no me vieron siempre. Hojas de día y espuma de rocío, cañas del viento, sonrisas perfumadas, alas que cubren el mundo de luz, barcos cargados con el cielo y con el mar, cazadores de los ruidos, fuentes de los colores. Perfumes nacidos de un enjambre de auroras que yace siempre sobre el heno de los astros, como el día depende de la inocencia el mundo entero depende de tus ojos puros y toda mi sangre corre en sus miradas. LAMUERTE, EL AMOR, LA VIDA... Creí que me rompería lo inmenso lo profundo. Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco, me tendí en mi prisión de puertas vírgenes como un muerto sensato que había sabido morir. Un muerto coronado sólo de su nada … Me tendí sobre las olas absurdas del verano absorbido por amor a la ceni

Grisel (Marcela Muñoz Molina, Chile 1966)

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Alguna vez fui Exequiel Novilli. Crucé la Cordillera de los Andes, siendo Exequiel Novilli. Presencié lo que sus ojos hubieran visto, ayudé a acomodar los tachos, a guardar los cables, quise aprender a manejar el seguidor. Las gelatinas me alucinaron y me enamoraron, sobre todo las de color fucsia. En ese tiempo, Exequiel era un poco más que un niño, pero sin edad suficiente para cruzar un cordón de montañas. Lo reconocí una vez entre la gente en una ciudad de la costa atlántica, aunque en ese momento yo no sabía que era él. Lo observé, seguí atentas sus movimientos, la concentración de sus manos en la única y redonda luz que caía sobre el escenario. Me di cuenta que Novilli era casi un niño. Su pelo ensortijado, su estatura pequeña, su agilidad para trepar. Un par de años después trató de cruzar la cordillera y no pudo. Ahí supe que no tenía más de 18 años. Una extraña conexión entre las luces y el amor hizo que yo tomara su identidad. Me colgué el cuello su nombre, sin que a nadie