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Mostrando entradas de octubre, 2010

Teresa Calderón ( Chile, 1955)

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  ESTADO DE SITIO   Considerando la gravedad de los últimos acontecimientos, y el desorden interno que se vive en mi país por estos días. Considerando también los actos subversivos de mis sentimientos y la sucesiva insurrección de la voluntad solicito refuerzos al Estado Mayor de mi conciencia. Emite un bando que establece, de inmediato, la situación de emergencia, y a resguardar la ciudadanía me envía sus centurias con estrictas órdenes de dar la vida si fuera necesario. Mi corazón anárquico acepta un gobierno provisorio, mientras yo continúo en gestiones clandestinas con tus ojos con tu boca invasora de todos mis límites, en esta guerra que me declaras, en este amor abierto entre nosotros. Obra Poética”, Género femenino, Pp. 100, 2003

Claudio Bertoni (Chile, 1946)

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  Luciano Siempre que barro me encuentro con una bolita de cristal con una "lunita" que se le quedó una vez a mi sobrino cuando durmió aquí Nunca la recojo ni la guardo ni se la devuelvo ni mucho menos la boto La dejo que dé vueltas por ahí no más que conviva conmigo que tenga su vida ahí en el suelo como una lucecita que dice "Luciano". "cause I'll be back in my feet someday" ....... ( Ray Charles)   acabo de dar vuelta uno de esos bichitos negros que aquí en Concón siempre quedan patas para arriba. meando un rato después pienso en lo bueno que sería que apareciera un dedo gigante y me diera vuelta a mí también.   RESULTA Ahora resulta que tengo cáncer Ahora resulta que voy a la gruta de Lourdes Ahora resulta que no tengo cáncer Ahora resulta que tengo fe Ahora resulta que voy a una orgía Ahora resulta que no tengo fe Ahora resulta que soy un desprejuiciado Ahora resulta que soy un desgraciado Ah

Enrique Lihn (Chile, 1929-1988)

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                                                                                                                                         PORQUE ESCRIBI Ahora que quizás, en un año de calma, piense: la poesía me sirvió para esto: no pude ser feliz, ello me fue negado, pero escribí. Escribí: fui la víctima de la mendicidad y el orgullo mezclados y ajusticié también a unos pocos lectores; tendía la mano en puertas que nunca, nunca he visto; una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies. Pero escribí: tuve esta rara certeza, la ilusión de tener el mundo entre las manos -¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco con toda su crueldad innecesaria-. Escribí, mi escritura fue como la maleza de flores ácimas pero flores en fin, el pan de cada día de las tierras eriazas: una caparazón de espinas y raíces. De la vida tomé todas estas palabras como un niño oropel, guijarros junto al río: las cosas de una magia, perfectamente inútiles pero que siempre vuelven a renova

Nicanor Parra (Chile, 1914)

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SOLO DE PIANO  Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia, Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso; Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan: No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo; Ya que nosotros mismos no somos más que seres (Como el dios mismo no es otra cosa que dios) Ya que no hablamos para ser escuchados Sino que para que los demás hablen Y el eco es anterior a las voces que lo producen, Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos En el jardín que bosteza y que se llena de aire, Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir Para poder resucitar después tranquilamente Cuando se ha usado en exceso de la mujer; Ya que también existe un cielo en el infierno, Dejad que yo también haga algunas cosas: Yo quiero hacer un ruido c

Aristóteles España (Chile, 1955)

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LA VENDA La venda es un trozo de oscuridad que oprime, un rayo negro que golpea las tinieblas, los íntimos gemidos de la mente, penetra como una aguja enloquecida, la venda, en las duras estaciones de la ira y el miedo, hiriendo, desconcertando, se agrandan las imágenes, los ruidos son campanas que repican estruendosamente, la venda, es un muro cubierto de espejos y musgos, un cuarto deshabitado, una escalera llena de incógnitas, la venda, crea una atmósfera fantasmal, ayuda a ingresar raudamente a los pasillos huracanados de la meditación y el pánico. Y NO ERAN PERROS   Anoche al acostarme escuché ladridos en algún lugar del Campamento. Y NO ERAN PERROS .   ( Del libro “Dawson”, 1985 )

Luisa Valenzuela (Argentina,1938)

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Los mejor calzados Invasión de mendigos pero queda un consuelo: a ninguno les faltan zapatos, zapatos sobran. Eso sí, en ciertas oportunidades hay que quitárselo a alguna pierna descuartizada que se encuentra entre los matorrales y sólo sirve para calzar a un rengo. Pero esto no ocurre a menudo, en general se encuentra el cadáver completito con los dos zapatos intactos. En cambio las ropas sí están inutilizadas. Suelen presentar orificios de bala y manchas de sangre, o han sido desgarradas a latigazos, o la picana eléctrica les ha dejado unas quemaduras muy feas y difíciles de ocultar. Por eso no contamos con la ropa, pero los zapatos vienen chiche. Y en general se trata de buenos zapatos que han sufrido poco uso porque a sus propietarios no se les deja llegar demasiado lejos en la vida. Apenas asoman la cabeza, apenas piensan (y el pensar no deteriora los zapatos) ya está todo cantado y les basta con dar unos pocos pasos para que ellos les tronchen la carrera. Es decir que zapatos

Enrique Gómez-Correa (Chile, 1915-1995)

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III Y sin embargo apenas tenemos noción de lo que es un sueño petrificado De la sonrisa que se separa del rostro Del hombre que desafía el mundo invisible. Tú bien sabías elegir la ola arrancada a viva fuerza del cerebro En ella te sumías reconociendo a cada instante lo desconocido El ángel que significaba para ti el abismo que hay entre un cristal y otro Tú le habías visto llorar las más tristes lágrimas Te habías hecho la promesa de hacer caminar esas flores abandonadas en el fondo del mar sólo al toque de tu voz                                                                                                                                  Yo conocía ese misterio Lo presentía cada vez que la marea se desbordaba de la copa negra del sueño Pero tú no habrías deseado sino perderte para siempre en esos laberintos del reino mineral. Otros se dirán cuando el olvido forme una nube alrededor de nuestras frentes Que aquello que es construido con la substancia misma del sueño no puede pe

Poema Seis (Marcela Muñoz Molina, Chile)

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POEMA SEIS Este colegio, como buen colegio de monjas, tiene ventanas iguales, pastos iguales y bichos luminosos que rebotan en el aire. Tiene un cielo sembrado de pájaros, que comen antenas, pantallas y colores, tiene espaciales gotas de sangre que golpean los vidrios, en mañanas vírgenes escondidas bajo las cabelleras. Tiene palomas que ruedan por los techos y comen maíces enfrascados en misas. Hay en este colegio como buen colegio de monjas, subterráneos eternos con historias mohosas y en las aulas, un olor a pasado y a melancolía, diálogos absurdos, niños escondidos y deshonrosos secretos guardados. Una pieza con santos y estampas tatuados en agua, que se volarán en un tiempo de guerra y protesta. Hay en este colegio, como buen colegio de monjas quejidos de gente amontonada y en extinción que tejen a diario cordeles de acero para borrarse como yo lo hice desde el campanario de este indestructible colegio de monjas. (de Ángeles y Limousinas, 1989)

Eduardo Llanos (Chile, 1956)

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Las Muchachas Sencillas Las muchachas sencillas dudan que el mundo sea un balneario para lograr bronceados excitantes y exhibirse como carne en la parrilla de una hostería al aire libre. Las muchachas sencillas no cultivan el arte de reptar hacia la fama ni confunden a las personas con peldaños ni practican ocios ni negocios ni firman con el trasero contratos millonarios. Las muchachas sencillas estudian en liceos con goteras, trabajan en industrias y oficinas, rehúyen las rodillas del gerente, hacen el amor con Luis González en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos. Las muchachas sencillas se convierten en madres, en esposas sencillas, luchan largos años como sin darse cuenta, llenándose de canas, de várices y nietos. Y cuando abandonan este mundo dejan por todo recuerdo sus miradas en fotos arrugadas y sencillas. Helicóptero H E L I C Ó P T E R O de la muerte zumba y zumba dejándonos

Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984)

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Lucas, sus largas marchas  Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol. Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuando se inicio la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevaría a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de

Erick Pohlhammer (Chile, 1955)

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Yo no sé lo que ustedes irán a pensar de esto Yo no sé lo que ustedes irán a pensar de esto Ustedes siempre piensan lo primero que se les ocurre Rara vez escuchan a secas lo que uno dice Mejor me quedo callado ustedes van a hablar por atrás Y es algo que si no lo digo jamás lo sabrán por otra fuente Además tiene que ver exclusivamente con ustedes No es tan importante pero sí es importante No voy a ser tan imbécil de sentarme a escribir Perder media hora para tocar un tema insípido Si solamente no interpretaran las cosas Bueno hay cosas que necesariamente deben ser interpretadas Me sería facilísimo no haber dicho nada Es que no puedo confiar en ustedes Si les dije que se los iba a decir se los voy a decir Porque de mí podrán decir cualquier cosa Menos decir que no digo lo que dije que diría Se relaciona con un problema que nos toca a todos Lo malo es que si lo digo pero se los voy a decir Cada uno lo va a interpretar a su manera El que lo interprete al revés

Leopoldo María Panero (España, 1948)

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20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO Como un hilo o aguja que casi no se siente como un débil cristal herido por el fuego como un lago en que ahora es dulce sumergirse oh esta paz que de pronto cruza mis dientes este abrazo de las profundidades luz lejana que me llega a través de la inmensa lonja de la catedral desierta quién pudiera quebrar estos barrotes como espigas dejad me descansar en este silencioso rostro que nada exige dejadme esperar el iceberg que cruza callado el mar sin luna dejad que mi beso resbale sobre su cuerpo helado cuando alcance la orilla en que sólo la espera es posible oh dejadme besar este humo que se deshace este mundo que me acoge sin preguntarme nada este mundo de titíes disecados morir en brazos de la niebla  morir sí, aquí, donde todo es nieve o silencio que mi pecho ardiente expire tras de un beso a lo que es sólo aire más allá el viento es una guitarra poderosa pero él no nos llama dejadme entonces besar este astro apagado traspasar el espejo y llegar así

Dos poemas de Stella Díaz Varin (Chilena, 1926-2006)

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LA PALABRA Una sola será mi lucha Y mi triunfo; Encontrar la palabra escondida aquella vez de nuestro pacto secreto a pocos días de terminar la infancia. Debes recordar dónde la guardaste Debiste pronunciarla siquiera una vez... Ya la habría encontrado Pero tienes razón ese era el pacto. Mira cómo está mi casa, desarmada. Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza. Y mi huerto, forado permanente Y mis libros cómo mi huerto, Hojeado hasta el deshilache Sin dar con la palabra. Se termina la búsqueda y el tiempo. Vencida y condenada Por no hallar la palabra que escondiste. DOS DE NOVIEMBRE No quiero Que mis muertos descansen en paz Tienen la obligación De estar presentes Vivientes en cada flor que me robo A escondidas Al filo de la medianoche Cuando los vivos al borde del insomnio Juegan a los dados Y enhebran su amargura. Los conmino a estar presentes En cada pensamiento que desvelo No quiero que los míos Se me olviden bajo tierra Los que allí